domingo, 18 de octubre de 2009

croquis íntimo o café recortado

Callejones con migas de punk.
Esos años muchas cosas me parecían inútiles o dolorosas pero un aneurisma familiar era tomado con normalidad.


(sonrojado) en su misterio el cielo se desdobla.
A la misma hora en que cierran las ventanas -sobre todo cuando llueve o aparecen cocodrilos con reloj- ella se filtra y vuelve espuma sus rasguños. Ingresa humilde como a Nunca Jamás. Después nos resbalamos sin alcanzar a darnos cuenta de la intransigencia del ego. Me río y no me ve, pues su meta consiste en jugar con las anécdotas, no necesaria y únicamente, revolcarnos en la madrugada.

°°°
Una cosa es el corazón y la tijera,
tomar aire mientras beso,
dejar la lengua en un espacio suspensivo...
otra muy distinta; hablar de Shakespeare
a la hora del café.


Dedicado a mirar por la ventana, cómo aquellos gatos rojos hacen lo imposible por soñar en amarillo. Las olas de la tarde permanecieron azules y turquesa, como esperando la hora del té verde o algún minuto de lectura silenciosa. Yo no estaba ahí, pero era tan cerca ese lugar, que me escondí en la mochila vieja como haciéndome un cuaderno. Las venas violeta, eran una época, mas que un espiral o croquis movedizo.

Más tarde, el pincel número cinco
se mantenía inquieto-con todo y manchas-
en la rebeldía de un incendio declarado,
a la tetera y al atril.








2 comentarios:

Felipe Smides dijo...

los domingos me despierto con algunas manchas en la ropa.

June Alexandra dijo...

me encantan tus fotografias, tu pintura, lo que escribes :)
saludos!